La etimología del actual topónimo de Calatañazor lo haría provenir del árabe "Qalat al-Nusur", que vale ser traducido por "Castillo del azor" o "Castillo de los buitres" según otras etimologías. En atención al origen árabe de su denominación cabría pensar que también lo es el de la población; mas, no. El poblado se remonta a unos diez siglos atrás, aunque no en su presente ubicación.
El primitivo asentamiento se corresponde con el de la ciudad arévaca de Voluce que, según estimaciones arqueológicas, podría emplazarse a un kilómetro de Calatañazor sobre un cerro lindante con el río Milanos que se conoce como Los Castejones. Allí habría permanecido Voluce desde el siglo III-II a. C. hasta el siglo IV-V de nuestra era, es decir, durante todo el periodo de presencia o dominación romana en la Península. Con las invasiones "bárbaras" los habitantes de la antigua ciudad debieron encontrar mejor acomodo en el promontorio que ocupa la actual Calatañazor y trasladarse a él.
De la época visigótica pudieran ser las tumbas antropomorfas que aparecen excavadas en la roca en la base del castillo, visibles desde éste y accesibles por la vega. En el siglo VIII se extendió por España el dominio musulmán que alcanzó, por supuesto, a estas tierras en las que dejó perdurable huella. Precisamente en relación con las luchas que en ellas se libraron entre los cristianos del norte y los agarenos del sur pudo producirse el acontecimiento que ha proporcionado más celebridad histórica a Calatañazor.
En el decurso de la Edad Media se vincula Calatañazor con diversos personajes de la realeza castellana como Alfonso X, Sancho IV o María de Padilla: los dos primeros porque honraron la villa con su presencia en alguna ocasión; María, esposa de Pedro I "el cruel", porque pertenecía al linaje de los Padilla, señores de Calatañazor. Esta familia, procedente de Padilla de Yuso (hoy Coruña del Conde, Burgos) obtuvo el señorío de su villa de origen y el de Calatañazor, y de ella formaron parte Juan Fernández de Padilla, notorio por sus enfrentamientos, incluso armados, con el obispado de Osma, su nieto Juan de Padilla, adelantado mayor de Castilla, el hijo de éste, Pedro López de Padilla, también adelantado mayor de Castilla pero con título obtenido a perpetuidad de Enrique IV, Martín de Padilla, nacido en la propia villa de Calatañazor e interviniente en la batalla de Lepanto, al que Felipe II otorgó el cargo de capitán general de las galeras de España, y la ya citada María de Padilla, amante de Pedro I, quien, casado con Blanca de Borbón, declaró ante las Cortes convocadas en Sevilla (1362) haber contraído matrimonio con María antes que con Blanca, por lo que aquélla fue reconocida como reina y sus hijos como herederos de Castilla.
Lo que aún perdura del castillo, y que hoy podemos contemplar, se remonta al siglo XIV o XV, sin perjuicio de que en la torre del homenaje se distingan algunas piedras aparejadas al modo árabe que hablan de un origen anterior. Como ha quedado dicho en la reseña histórica, el castillo-palacio fue solar de los Padilla y en él nacieron varios de sus destacados miembros.
La torre del homenaje fue objeto de una somera restauración relativamente reciente; es el único elemento que presenta algún detalle de interés, como la sillería de sus esquinas o la ventana gótica que se abre en uno de sus paramentos. Los lienzos de esta torre, como todo lo demás, son de mampostería.
Resisten en pie dos cubos y varios tambores de la muralla circundante. Es visible también el foso que lo aislaba y defendía por el lado de la población.
Ermita de la Soledad.
Calle mayor de Calatañazor, repleta de gente en su mayoría turistas y visitantes.
Iglesia Nuestra Señora del Castillo.
Iglesia románica en su origen, del siglo XII. Fue reformada en época moderna siglo XVI sobre todo en su interior.
En su interior se halla una pila bautismal románica del siglo XI, el Cristo de Calatañazor o del amparo, talla del siglo XV en un retablo barroco del siglo XVII, y un pequeño museo que guarda variadas piezas de interés histórico y artístico, entre las que destacan las confirmaciones de privilegios originales de la villa otorgados por Enrique IV en 1456, los reyes Católicos en 1477 y Carlos V en 1530.
Nunca he visto una farola más cercana de la pared de una casa...
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